domingo, 24 de diciembre de 2017

Feminización de una princesa pagana







   Estás hecha toda una princesa pagana. Te amo más que hace un rato (y que hace años). Comenzás el juego muy presumida y se te nota una primavera floreciente en la sonrisa cómplice. Sabés que es un juego, pero ambas sabemos jugarlo. Me gusta verte tan mujer como deberían ser, pienso para mí, tantas de mis grises congéneres. Hasta este momento, ninguna de las dos había pensado en iniciar el sexo. Primero, la femenina seducción. Te ponés las botas y subís las cremalleras, te afirmás arriba de los tacos de quince mientras te acaricias las medias sedosas que te presté y te aprietan pero ya no te importa.

   El mundo? ah, es eso que queda afuera, que ahora queda más lejos. El juego va más allá de un mundo prejuicioso. Me emociona mirarte a los ojos y ver tus pestañotas arrimeladas y movedizas y las líneas de tu lápiz delineador. Están tan recargadas que apenas encuentro tus ojos. Pintarrajeada de puta desde antes de que a Mí se me ocurra venderte al primer chongo que vea por ahí. Para que entres más en juego, te presto mi abanico que agitas lentamente, con gracia. Tenés calor porque estás anhelante de tanta femineidad. Cruzás las piernas y te corrijo la postura de las pantorrillas. Sé que te cuesta, que sos bruta a veces...

   Para las mujeres que gozamos forzando a los varones a ser una de nosotras, la experiencia es tan trabajosa como grata. Se hace un paréntesis, pues se te cae un aro. No te lo habías amarrado bien a tus orejas, es la falta de costumbre. Nos reímos, o mejor dicho, soy yo la que me río, vos estás aun tensa y medio quejosa. Sos muy coqueta y te da pudor desarreglarte algún detalle de tu look tan prostibulario. Ya sé que la construcción estética es fundamental aunque presiento que lo tuyo, sin descuidar la estética, va por otros canales más audaces... 

   Si nos quedáramos ahí, atrapadas en esa situación, describiría tus emociones como las de un actor interpretando a una chica con ínfulas de estrella. Una ópera insinuante de lo grandioso. Entonces bato los dados para la primer tirada sobre el tablero amatorio. Feminización.... forzada? dictan los dados. Te hago la pregunta Cómo te llamás, nena? Te fuerzo a llamarte con un nombre de mujer. Por supuesto, sos tan predecible que te autoproclamás con un nombre de damisela francesa. Escondo una carcajada y solamente sonrío ante tu atrevimiento de cabaretera. A esta altura, mi ropa interior ya está algo mojada. Estás tan linda, tan mía, tan suave, tan sumisa, tan sensual.... 

   Menos mal que tenemos la cama cerca, suavemente iluminada con tonalidades rojas. Reconozco tu perfume como mío. No sólo te llevás mis maquillajes usados sino que a veces te atrevés con mis perfumes, cuando están por terminarse. El burbujeo de tus hormonas femeninas se confunde con las burbujas de champagne con que mojo mis labios. La noche es profunda en silencios externos, o al menos nos parece. Enredás los tacos entre las sábanas, mientras arrojás tus dados apostando a que salga la palabra Sodoma. Te hago más puta que nunca. Te fuerzo a controlar a la ramera siempre apurada y me pedís más. Te fuerzo a pedir. Y me demandás que te fuerce más. Me derrito y te enloquecés. No hay barreras para el juego cuando dos lesbianas se enlazan. Te fornico y me jugás al trencito del Amor. Todas locomotoras y vagones. Al rato, nos vamos frenando de a poco, agotadas.

   Las horas posteriores a las doce campanadas de la vida cotidiana nos apresuran súbitamente. Al día siguiente, no nos acordamos nada del juego de la noche anterior. Ese olvido es también parte del juego; es la parte que permitirá reiniciarlo en otro momento. La princesa pagana que anoche forcé, se sube el cierre de su bragueta masculina y emprende viaje a su trabajo sumiso, con sus aburridas ropas de varón convencional, para cumplir con las obligaciones ante su Reina. 

   Y vos, chico malo, aunque sea una vez en este 2018 que se inicia, te animarías a jugar con una Domme al juego de la princesa pagana? 





jueves, 7 de diciembre de 2017

Asumir el poder






   Hace un par de años, concurrí a una fiesta BDSM en Buenos Aires en donde una sumisa, preciosamente trajeada en su uniforme de mucamita, ofrecía con una bandeja algunos bocados y tragos a los participantes. La combinación de un piso irregular con una iluminación escasa es la mejor receta para accidentes que arruinen cualquier pretensión de femineidad glam. En un momento dado, muy cerca de donde yo estaba, la chica tropezó y todo lo que llevaba en la bandeja terminó en el suelo.

   En ese momento, los roles desaparecieron. La rodeamos y le dijimos que no importaba, que no se preocupe. Ella se disculpó lo mejor que pudo, dejó la bandeja a un lado y se agachó para limpiar y juntar lo que había caído. Pero mi marido esclavo y otro sumiso que estaba a su lado se lo impidieron. Limpiamos nosotros que para eso estamos, fue la frase de mi esclavo. Así ocurrió. Al ver que ella insistía en colaborar, tuve que intervenir para detenerla. No te preocupes princesa. Ellos están siempre disponibles para todo lo que sea limpieza y servicio.

   A veces, un episodio inesperado sirve como la anécdota perfecta para ejemplificar de qué estamos hablando cuando hacemos referencia al morboso placer antiigualitario que genera la estricta división de roles en el BDSM. La chica de la bandeja estaba claramente sirviendo en el rol de sumisa pero en mi presencia y ante una situación de necesidad, los esclavos varones debieron ponerse a su servicio de inmediato. Y lo hicieron disfrutando de su esclavizada situación. Ellos son hombres y saben que primero están las Mujeres. Así funcionan los estamentos cuando están claramente diferenciados y determinados por una deliciosa arbitrariedad biológica. Sexismo puro y duro. Ginarquía.

   Pero a veces las diferencias no pueden establecerse tan claramente. En una fiesta de temática BDSM, casi siempre es posible apartarse del ruido ambiente y encontrar un rincón en donde fluya la armonía de la desigualdad Femdom. Pero las discos swinger de Buenos Aires son diferentes. Pese a que se manejan otros códigos, me gusta establecer estándares de dominación entre hombres y mujeres que no están habituados a convivir con la dominación femenina y así ver hasta donde puedo llegar en mi propósito. Muchas veces fracaso en el intento por someter pero las ocasiones en que tengo éxito pagan de sobra por las malas noches.

   Cuando puedo armar en un reservado swinger alguna sesión colectiva – espontánea que incluye a hombres y travestis, me gusta disponer las cosas de manera tal que ellas gocen de alguna autoridad sobre ellos. Si tuvieron el valor de asumirse y de montarse como señoritas putas para vivir su noche, quiero que den el paso siguiente y asuman el poder que es propio de toda mujer seductora, sin importar que sean bellas o no o que cosa tengan en la entrepierna. Puede ser mediante el juego verbal o las posturas sexuales pero siempre busco que las mujeres seamos las reinas, las travestis las princesas y los hombres los caballeros al servicio de todas. Tristemente estoy acostumbrada a que sean las mujeres biológicas las menos dispuestas a jugar el juego y a asumir el poder inherente a su condición femenina. Se les nota demasiado a muchas de ellas que no están ahí por fantasía o placer sino porque han aceptado mansamente ser moneda de intercambio entre hombres.

   Maquiavelo sostenía que la existencia del poder no requiere legitimaciones éticas. Si existe un poder, ese poder se legitima a sí mismo por su propia existencia. Las mujeres con poder sexual no necesitamos de la proclamación de ningún derecho que nos avale ni la construcción de artefactos dialécticos que nos justifiquen. Somos mujeres, somos deseadas y debemos hacerlo valer. Asumamos el poder que nos corresponde, hagámoslo por nosotras y también por ellos, que son tan felices cuando llevan a una Queen a su lado, incluso cuando deben arrodillarse para limpiar.








viernes, 1 de diciembre de 2017

Linda Evangelista by Steven Klein


   La revista de modas W Magazine se caracteriza por producciones transgresoras en donde los grandes fotógrafos se permiten audacias creativas que no siempre serían aceptadas en las revistas tradicionales. En el año 2012, Steven Klein puso bajo su lente a la legendaria Linda Evangelista en una producción fetichista bautizada Super Linda,  que nos lleva de vuelta al mundo de las superheroínas de los años sesenta y a los catsuits de AtomAge






   En los meses pasados, imaginé dos calendarios dedicados a Claudia Schiffer y Naomí Campbell, fotografiadas por Ellen von Unwerth. En diciembre le llega el turno a otra diosa de los inolvidables noventa, los años dorados del reino de las topmodels. Doce visiones de Linda Evangelista con el toque fetish de la cámara de Steven Klein.  


Enero



Febrero



Marzo



Abril



Mayo



Junio



Julio




Agosto



Septiembre




Octubre



Noviembre




Diciembre

viernes, 24 de noviembre de 2017

La Sissy y la Mujer







   Quienes aspiran a desestructurar el BDSM desde la anulación de las etiquetas y los estereotipos que supuestamente nos restringen, ponen particular atención en los roles femeninos. Hay un especial énfasis en pretender estigmatizar como símbolos de opresión a las modas, el glamour y las tradicionales actitudes que llevamos incorporados como definición de lo femenino. Entonces, dentro de este microclima tan peculiar, quienes desean feminizar o ser feminizados no pueden responder directamente a la pregunta Cómo feminizar a un varón porque antes deben abordar la cuestión de qué cosa es ser femenina.






  El concepto de mujer en la sociedad de hoy sigue perpetuando la idea de ser madre, heterosexual, monógama y estupidizada por toda clase de romanticismos asexuados y cursis. La palabra puta, esa que te provoca deseos de relamerte apenas la pronuncias, sigue siendo en el mundo real una pobre mujer atrapada en esclavitud sexual o condenada a un triste destino de servidora sexual para poder mantener lo que queda de su familia en crisis. Está muy lejos de la diosa erótica con la que los hombres se identifican cuando desean acceder a la feminización. Se va abriendo paso de a poco la idea de lo que es una mujer sexuada, una mujer erótica, una mujer hedonista o una mujer que además de ser naturalmente multiorgásmica, tiene el coraje de hacer culto y abuso de esa rica naturaleza. 

   En mi columna previa Una mujer normal, yo desafiaba a mis lectoras sissies a que se identificaran con el estilo de mujer que aspiran ser. Esa mujer es la que habita en las fantasías de la mayoría de las crossdressers que he conocido. Con la salvedad de que dichas crossdresssers fueron observadas y abordadas por quien esto escribe en noches de reservados swingers, donde el sexo latía en cada esquina y las chicas deseaban verse lo más atractivas posibles para lograr la excitación de los machos presentes y servirse de ellos.

   Si deseo abrir más el juego y llegar a coronar una mujer en cada cabecita de varón potencialmente feminizado,  sé que me voy a chocar con las más disímiles construcciones: la chica en lencería, la de los tacones rascacielos, la de las pollleras escocesas de tartán al estilo colegiala, la de las tetas postizas con tamaño de siliconas gigantes, las de dildo insertado, las de máscara de látex y hasta las que llevan un almohadón en el vientre simulando un embarazo. No hay un molde conciliador. Hay tantas mujeres idealizadas como el número de varones que intenta parecerse a ellas pero creo que en todas ellas vive un común denominador:


  • las mujeres somos bellas
  • para nosotras toda diversión sexual es accesible. Girls have more fun.







  Querida amiga sissy, tu mujer ideal y el plan con el que pones en marcha su construcción, es tu propia y personal huella digital. Si te pregunto sobre ella, empezarás por contarme la fórmula genérica, esa misma que se moldea en tu cabecita pajera. Sé que en esas primeras descripciones abundarán las diosas fetish, las rubias bimbo y las prostis callejeras. Pero si vos y yo tuviéramos la posibilidad de dibujarlas y describirlas en profundidad, estoy segura que abundaríamos en detalles diversos, muy personalizados y abismalmente discordantes entre todas.

   Tu mujer ideal es una expresión más de lo individual del erotismo humano. Tu mujer ideal es tuya, propia, no compartida. Para lograrla, tu construcción personal necesita de un molde, de un estereotipo original, de una fórmula de la mujer biológica perfecta. Esa mujer diseñada cual muñeca por tu fantasía lleva una etiqueta que te dice esto es el ser humano femenino ideal al que intento representar en la vida real. 

   En los debates y las reuniones sobre sexualidades alternativas, entre ellas el BDSM, sería muy útil evitar estériles polémicas entendiendo de una buena vez que no hay ni puede haber feminización o sissismo sin que haya un modelo de mujer original que lleve con orgullo su etiqueta de mujer ideal.  Porque de todos modos, pese a lo que proponen los aburridos que cultivan el abolicionismo de las etiquetas femeninas, las chicas travestis ya saben muy bien a quien imitar.




  



viernes, 17 de noviembre de 2017

La historia de la bota femenina. Pierre Cardin







   
   Los años sesenta no sólo fueron la década de los Beatles y el rock and roll. También fueron los años en que la humanidad se entusiasmaba por la exploración espacial y las historias de ciencia ficción. El espíritu de la época se reflejaba en las pasarelas de la moda, donde las modelos desfilaban luciendo diseños que parecían salidos de fantasías tecnológicas y futuristas visiones de mundos desconocidos. Aquella era una moda excitante para las chicas porque rompía con toda la estética establecida por la generación de sus madres y a la vez simbolizaba que los placeres del sexo estaban al alcance sin necesidad de sellar compromisos ni de cumplir mandatos. André Courrèges había dado en 1965 el primer paso hacia esta dirección popularizando las líneas geométricas en sus diseños. La Moon Girl de Courrèges, una modelo desinhibida que vestía muy corto en tonos plata y blanco, sería una de las precursoras del film Barbarella, protagonizado por Jane Fonda, cuyos atrevidos outfits llevaban la firma de otro vanguardista: Paco Rabanne












   Pierre Cardin, nacido en Italia en 1922, fue mucho más lejos que sus competidores, asociando para siempre su nombre con la experimentación y el diseño de la nueva moda espacial. Pierre había abierto su propia maison en 1953 y durante los años sesenta se especializó en incorporar materiales que hasta entonces eran considerados como no convencionales. Vinilos, plásticos y metales empezaron a ser corrientes ya no como accesorios sino como parte esencial de sus diseños. En una entrevista, Cardin afirmó que las prendas que prefiero fueron inventadas para una vida que todavía no existe, el mundo del mañana.

   En 1968, la Space Age Collection de Cardin marcó un nuevo rumbo en la moda presentando toda clase de looks brillantes y coloridos inspirados en la serie de TV Star Trek y en films de ciencia ficción como 2001 Space Oddity. Los guantes largos operagloves volvieron a las pasarelas pero adaptados a una moda fetichista, muy diferente del concepto elegante y clásico de los guantes de gala en las décadas anteriores. Pero por encima de todas las demás prendas, la colección Cardin de 1968 pasó a la historia porque fue la colección de las botas. Las modelos de Cardin calzaban botas altas, muy altas, bien arriba de las rodillas, botas vinílicas que brillaban reflejando las luces y se llevaban todas las miradas.


















     Las botas por arriba de la rodilla ya eran un clásico en los closets de las prostitutas pero lo que el cliente reclamaba de ellas en otras épocas era un gender roleplaying. Las botas altas eran vistas como el histórico calzado viril de hombres valientes como mosqueteros, piratas o caballeros. Por eso se las llamaba y se las sigue llamando botas bucaneras o mosqueterasComo lo relaté en esta columna, cuando el hombre del siglo XIX o la primera mitad del siglo XX visitaba a una prostituta y le pedía que se pusiera botas estaba claro que lo que ese hombre quería era una versión masculinizada de su amante femenina. 

  A partir de la colección '68 de Cardin, las botas altas dejaron definitivamente de ser un fetiche que remitía a lo masculino y se integraron a un nuevo concepto de femineidad glamorosa en la moda y en el sexo. El atractivo que aquellas botas espaciales irradiaban en las mujeres que empezaron a calzarlas no tardó en llegar a los oídos de aquellas interesadas en resaltar sus atractivos para ganar dinero con el sexo. La imagen de la prostituta callejera, siempre maquillada y escotada, comenzó también a ser asociada con las botas. No pasó demasiado tiempo antes que las travestis empezaran a imitarlas. 

   Las botas por arriba de la rodilla siguen siendo un clásico de las travestis callejeras, en parte porque disimulan piernas y rodillas de aspecto masculino pero también porque envían a sus adoradores un mensaje explícito de femineidad sensual. Lejos de la calle, muchas crossdressers de closet también eligen botas altas como el calzado ideal para sentirse femeninas. La extraña mutación simbólica de las botas como fetiche sexual las ha llevado a significar lo opuesto que representaban décadas atrás. De ser una prenda icónica para masculinizar a una mujer, las botas pasaron a ser un accesorio ideal para feminizar a un hombre.

   Si yo tuviera que ponerle una fecha determinada a este turnover histórico, apuesto que la silenciosa revolución en el simbolismo fetichista de las botas altas comenzó en aquel año 1968 con la inolvidable Space Age Collection del gran Pierre Cardin. 


Pierre Cardin

sábado, 11 de noviembre de 2017

La secta del BDSM


BDSM argentino, por cheshirecat


   La secta del BDSM, a diferencia de otras sectas, carece de una organización definida. También carece del poder de ser asociada a una época dada. La secta del BDSM es un germen que va mutando, va cambiando de nicks y al igual que un virus invasor, tiene el don de infectar foros, facebooks, chats y reuniones. Sin embargo, como el sectario o sectaria BDSM no hace ningún intento por ocultarse sino todo lo contrario (se desespera por sobresalir), es fácilmente reconocible.

   Como te comportarías si fueras miembro de la secta del BDSM? Es muy fácil.

   Si formas parte de la secta, debes empezar por identificar claramente cual es el BDSM verdadero. Si crees que BDSM es, como su mera sigla lo indica, un conjunto de actividades sexuales identificadas con el Bondage, Dominación, Sumisión, Sadismo, Spanking y Masoquismo, estás equivocado/a. Integrar alguna de esas actividades en tu vida sexual no te da derecho a considerarte dentro del BDSM verdadero. Para el novato inexperto, es fácil confundirse pero el ojo bien entrenado del sectario o la sectaria reconoce fácilmente a los que sólo tienen sexo con condimentos, gozan atándose o pegándose chirlos y así los diferencian de la secta del BDSM verdadero, el de los entendidos y los iniciados. Ponerle el cuerpo al alguna de las actividades mencionadas en la sigla, gozarlas y vivirlas, dar testimonio de tu vida sexual, debatir sobre aciertos y errores…todo eso no significa nada de nada si se carece de la filosofía BDSM que caracteriza a los integrantes de la secta.

   En el ambiente del BDSM verdadero siempre es bien visto minimizar el sexo genital. El sectario o la sectaria de BDSM se jacta de ser una persona de criterios amplios que no desprecia el placer del coito pero siempre está preparado para señalar las evidentes diferencias. Una cogida no te hace dominante o sumiso, por más que te pegues unos chirlos o domines en la cama. La práctica sexual de la dominación y la sumisión durante el sexo no es suficiente para ser considerado un practicante del BDSM. Lo siento, seguí participando..

   El sectario siempre tiene presente que el BDSM de hoy es una porquería desvirtuada por Internet. "Hoy cualquiera se cree dominante o sumiso" es una frase a la que el sectario debe recurrir a menudo para marcar sus diferencias con el resto de los mortales. Es importante cada tanto remitirse al recuerdo de una legendaria edad de oro del BDSM que nadie conoció pero eso no importa. Ese era un tiempo en donde el BDSM se mantenía puro y sólo era practicado por quienes se mostraban dignos del mismo. O sea, gente como uno.
  
   Un integrante de la secta del BDSM jamás permite ser arrastrado a un debate donde se testimonien actividades sexuales concretas. El integrante de la secta debe participar en el debate solamente para teorizar. Es lo que se espera de un referente del BDSM. Su lenguaje siempre debe apoyarse en conceptos psicoanalíticos complejos, adornados con siglas que representen abstracciones lo más alejadas posibles de cualquier significado sexual y preferentemente desconocidas para cualquiera que no esté iniciado en los misterios de la secta del BDSM verdadero. 
      
   El sectario del verdadero BDSM siempre tiene claro que no debe ser mezclado con otras actividades de sexo lúdico, de esas que comúnmente se catalogan como sexo fiestero. El sexo fiestero sólo contribuye a desvirtuar al BDSM y a hacerle perder su esencia y su espíritu. El BDSM no es sexo fácil. No, que va!  Los neófitos creen que son dominantes o sumisos o spankers, se excitan con lo que hacen y después cogen creyendo que eso es BDSM. Pobres ilusos, da pena verlos tan confundidos.

   Es muy importante que la secta del BDSM verdadero rechace, con amabilidad pero con firmeza a la vez, a los que creen ser parte del BDSM pero carecen de la filosofía que lo caracteriza. El BDSM es un sentimiento que se lleva a fuego marcado en el alma. No se puede permitir que cualquiera aparezca con expresiones del tipo  "mi fantasía BDSM es..." (agregue la fantasía sexual que usted desee) o "lo que yo busco en el BDSM es…." Esta gente confundida sólo está caliente con imágenes y fantasías fetichistas y cree que el BDSM es un conjunto de prácticas sexuales para sacarse la calentura y experimentar sensaciones. Por favor, que vayan a hacerse una paja y nos dejen en paz!


Te reconociste en alguna de estas actitudes? Tené cuidado, es muy probable que te creas un importante referente de una comunidad cuando no sos otra cosa que un pobre imbécil engreído. 

posteado con la firma de 
cheshirecat de Mistress Roxy  


domingo, 5 de noviembre de 2017

Femdom en la noche de Buenos Aires. Halloween en Class






   Le doy click a la pagina de Facebook de Class y digo . Noche de Halloween. Finalizo los arreglos familiares para poder salir. Ahí estaré, en la fiesta de Halloween de una disco swinger. Una más después de tantos años....

   No había en esta noche un dresscode específico. No quise ir de diablita ni de brujita, me vestí fetiche - dominatriz, como de costumbre cuando salgo pero, como si fuera una premonición, mi escote lucía mucho mas descarado que en otras oportunidades. Al llegar al guardarropa y sacarme el tapado, casi estaba con las tetas al aire.

   Mis fantasías de bruja lésbica ya habían empezado a revolotear por el ambiente cuando Mariela, nuestra hada madrina del swinger porteño, presentó a la stripper de turno. Así fue como tuve el placer de deslumbrarme con Romina, una belleza rubia, maestra en el arte de contonearse arriba de sus tacones de acrílico; los mismos que en los foros fetichistas son llamados con justa razón CFM (come and fuck me heels).

   Pero si la noche ya se había puesto hot con la danza sensual de Romina, nada me había preparado para lo que vendría. Cuando Mariela presentó a las chicas que habían ido caracterizadas, como de la nada apareció frente a mí un portento de mujer, vestida del más negro gótico y contoneándose sobre unas sandalias megaplats cuyos tacones debían de alcanzar los veinte centímetros. Lo de ella no era caminar, ella cortaba el aire a cada paso. Mi esposo y yo nos quedamos con la boca abierta al verla pasar a buscar su premio a la mejor caracterizada. Pensamos..debe ser otra stripper.






   Pensamos mal, ella había ido a pasar la noche con su pareja, igual que nosotros. Terminaron los sorteos y empezó el baile en la pista y la acción en los reservados del primer piso. En una noche normal, yo hubiera subido las escaleras en busca de acción sexual, clandestina y morbosa. Pero después de lo que había visto, esta noche no era una noche más. Me quedé como clavada a la tarima del poledance donde Romina me había deslumbrado. Su lugar era ahora ocupada por mi deseada muñeca gótica que se había subido a desplegar todo el arte de su belleza, perfumando el aire y moviendo sus caderas contra el caño.

   Por un rato me resistí. Me quedé en la pista, viéndola de cerca, admirando sus piernas desde abajo. Bailé en el pole de la pista, invité a bailar a otras mujeres. Traté de abstraerme de la fuente de mis deseos pero todo era inútil. Ella me atraía y yo no podía escapar a su magnetismo. En un momento me acerqué y le arrojé sin ningún disimulo toda clase de besos y miradas insinuantes que una mujer puede dedicar a otra. Ella me sonrió y acentuó la sensualidad de sus movimientos, balanceándose, como buscando excitarme. Yo le clavé la mirada de Lesbos sin dudas ni hesitaciones. Ella, sonriendo, me extendió la mano y me invitó a subir. 

   La beso suavemente primero, con pasión después, cuando siento que ella me deja avanzarla. Me la como con los ojos, avanzo hasta pegarme a ella, siento su aliento, su perfume. Retrocedo, le admiro sus increíbles zapatos, subo mi mirada hasta su entrepierna, la acaricio ahí. Ella me sonríe y bailamos enlazadas por las cinturas. Como me gustan tus tetas me susurra, besándomelas. Ondea mi cabellera, nuestros dedos juegan y se entrelazan. Hablamos, bailamos, nos reímos. Me cuenta donde vive, sus experiencias en el sexo. Cuando le pregunto su edad y me dice diecinueve, siento una extraña sombra de inhibición. Mis cinco décadas de vida me pasan su factura de una forma descarnada. Pero cuando levanto la vista y me pierdo otra vez en su ojos y en su sonrisa y ella vuelve a besarme las tetas, el deseo me gana otra vez. El deseo siempre me gana.

   Quizás habremos estado media hora ahí arriba, quizás quince minutos. No lo sé. Mi marido que miraba abajo, me dijo que para él, el tiempo se había detenido.Cuando me despedí de ella besándola por última vez, bajé del pole, saludé a su pareja y le dije a mi fiel escudero Llevame a casa. El se sorprendió por mi actitud. No querés ir a los reservados, aunque sea a ver si pasa algo? Mi respuesta fue inamovible. Llevame a casa. Quiero que el recuerdo de esta noche de Halloween sea exclusivo de ella. 

(Los dibujos que adornan esta columna son obra de Hayden Williams)








jueves, 2 de noviembre de 2017

Agent Provocateur. Naomí Campbell by Ellen Von Unwerth



El erotismo es la mezcla de físico y personalidad. Me gustan las mujeres que derrochan ambas cosas y que tienen un brillo especial en los ojos.
Ellen Von Unwerth

Women are not just there to be admired. They are there to be enjoyed.
Ellen Von Unwerth




Ellen y Naomí


   Ellen Von Unwerth es una fotógrafa alemana, nacida en Frankfurt en 1953. Su pasión por la fotografía nació cuando trabajaba como modelo y pronto se convenció que su lugar favorito estaba detrás de la lente y no enfrente. Ellen se hizo muy conocida en los noventa como la descubridora de Claudia Schiffer, a quien lanzó a la fama con sus fotografías que expresaban una morbosa mezcla de sensualidad y candidez. En sus propias palabras: Mi estilo espontáneo procede de mi energía, que de algún modo consigo contagiar a las modelos. Maquillo a mis amigas y les pido que interpreten escenas delante de la cámara. Me encantan las sesiones de fotografía llenas de vida y de diversión. ¡Es casi mejor que una fiesta! Siempre pongo la música alta y nos divertimos de lo lindo durante la sesión.

   Las fantasías dominantes y el BDSM siempre ocuparon un lugar importante en la obra de Ellen von Unwerth. Su fotografía nos abre las puertas de un mundo de mujeres eróticas y desinhibidas, siempre jugando con el sexo y el deseo. Los cinco primeros meses de este calendario corresponden a la sesión de fotos del año 2012 que Ellen hizo con Naomí Campbell para la revista alemana Schon y los siete restantes son la promoción de la lencería fetish de Agent Provocateur para la temporada 2015, donde Naomí luce su espléndida madurez de 44 años, tan resplandeciente y tan dominante....



Enero




Febrero




Marzo




Abril




Mayo






Junio




Julio




Agosto




Septiembre




Octubre




Noviembre






Diciembre

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